Fumando espero…
Ayer me sorprendí silbando. Creo que hacía tiempo que no lo hacía y lo curioso no fue tanto el hecho en sí, sino el por qué y la melodía que me salió de manera espontánea. Pensé fugazmente en los motivos de aquella extraña sensación que llevaba en el cuerpo y me reconocí en esa pose de Sarita Montiel, entre las tinieblas de aquel purazo envuelto por la carnosidad de sus inconfundibles labios fulgentes. Un ritual infalible a la hora de atraer a ese señorito que tanto anhelaba.
Acababa de leer en los diarios locales todas las visitas que los candidatos electorales habían recibido de sus correligionarios de Madrid. Todos ellos tan bien arropados, con tantas regalías y prédicas de lo que nos va a suceder en los próximos tiempos y lo guapos que nos tendremos que poner para cuando eso ocurra. Pedro Sánchez nos ha traído nada más y nada menos que un barrio nuevo, “Pajalaremos” o algo así dijo; D. Ignacio Garriga y el señorito Figaredo nos traen riegos asegurados para la finca; el señor Juanma Moreno y don Paco Núñez nos han prometido que nos van a sacar de la cola de unos indicadores; y a mí me entra un poco de esa morriña de siempre porque no tengo señorito. Por eso creo que me vino de repente esa melodía: fumando espero al señorito que no tengo…
Pero el señorito que más me impactó es el señor Page. Da gusto oírle, oiga, porque parece de los míos. Esta vez nos ha dicho que nos debemos preparar porque en Madrid necesitan más sitio. Siempre dicen lo mismo pero parece que esta vez sí que es cierto. Cuando estos vienen, se suelen olvidar algunas de sus cosas por aquí y nos lo regalan, pero no es eso; debe ser algo gordo de verdad. Me embarga cierta emoción, para qué esconderlo. Por eso silbé aquella canción, porque me ayuda a sentirme guapa. Dice Page que tenemos que convertirnos en la “caja torácica” de Madrid. Yo no sé muy bien qué es eso, pero me ha hecho mucha ilusión. Yo sí sé que nuestro rio les está viniendo muy bien, la verdad, y que lo utilizan ya como una especie de cloaca, así que mientras le venga bien, si tenemos que ser “caja torácica”, pues habrá que serlo.
Hombre, yo reconozco que a una la gusta ser hospitalaria con la gente de Madrid y no vamos a esconder a estas alturas que nos arreglamos de vez en cuando y esas cosas. Y yo no sé qué postura habrá que adoptar para ser una caja de esas, pero oyes, tó es ponerse. Fumando espero….
Aunque he de reconocer que a veces me entran esos arrebatos que a mi madre la ponían de los nervios —ains, hija, no seas rebelde– y me sacudía con la zapatilla. Y es que a veces me viene el sainete de si yo solita fuera capaz de organizarme mis cosas, de decidir cómo quiero yo que esté mi casa porque, al fin y al cabo, aquí vivo yo y los míos. A veces sueño con eso, con decirle al señorito –haga usté el favor de respetar las normas de esta casa y de no andar desordenando las cosas–; de exigirle que si quiere disfrutar de la finca haga igual que cuando yo voy a Madrid y será bienvenido siempre que respete mis normas, cuide mi entorno y se adapte a las maneras en que aquí hemos decidido vivir; y no tener que desenvainarle su rifle cada vez que quiera pegar unos tiritos.
Decía un tío mío que la cultura es un patrón de ideas, creencias costumbres y comportamientos conformado a lo largo del tiempo. Parece entonces lógico pensar que todavía debe quedarnos en Toledo algo de aquella conjunción de culturas que no debían de tener esa forma de caja torácica. Y yo apelo a ella en estos momentos.
José Luis Serrano
Número 3 en la candidatura
de Primero Toledo